XXIX. Hoy encendí un fósforo

Medio fósforo. Tengo una cajita de fósforos al lado de la computadora. Había partido el fósforo para usar el rabo de púa. No se tocar la guitarra pero lo hago igual. Qué rico el olor a humo cuando es medido. Qué linda la luz cuando es apreciable. Se vuelve casi líquida flotando y enchastrando su alrededor, todo lo que puede enchastrar. Tras encenderlo lo sostuve. Medio fósforo entre mi pulgar y mi índice derechos. Se consumió la cera o lo que sea que fuera y apenas tocó la maderita que le sigue a ese remate rojo. Se apagó, sin casi calentar apenas mis yemas. Son las yemas que no tengo callosas, las que rasguean. Porque las que aprietan los trastes están duras y sucias. Lo habré mirado durante un par de segundos nomás, a diez centímetros. Toda esa esfera que hace de recorrido la llama, incendiando el material incendiario. Probablemente haya sido la misma mano la que lo sostuvo y la que lo hizo rozar la lija que ladea la cajita de fósforos. Esos detalles se nos escapan, se vuelven nebulosos y dudosos. ¿Usé la mano derecha? Es lo más probable. ¿Estoy seguro? No. ¿Qué dije y qué no dije anoche? ¿Bailé? ¿Besé? Es lo más probable. ¿Estoy seguro? No. ¿Ya me pasé jabón por esta pierna? ¿Ya usé el shampoo? ¿En qué página quedé? ¿125 o 126? ¿Ya leí este párrafo? ¿Le hablo? ¿La invito al teatro? ¿Puse ya desodorante en mi otra axila? ¿Por qué el fósforo no siguió quemándose? ¿Con cuántas vueltas arremangué este brazo de la camisa?
No todos los humos huelen bien. El de fósforo sí. Pero si quemás pelo te la regalo. Si, sigue siendo humo y por lo tanto un poco lindo es. Pero hay humos más lindos y humos menos lindos. Primero un par de chispas, luego una luz blanca que se amarillenta progresivamente. Después, si sigue quemando, anaranjada. Hasta que tiñe toda la madera color té con leche y la cera roja en un mismo marrón oscuro, negro, con canas. Las cenizas son como canosas, están como cubiertas de blanco. Cuales canas. Y es que son viejas una vez apagadas. Fragata escrito en blanco sobre el dibujo de una cinta roja que flota quieta sobre un navío de tres mástiles, muchas velas, veintiúna. El barco, muy de perfil, navega sobre tres líneas onduladas negras como todo el casco, contrastante con las blancas velas. Se pueden encender velas con los fósforos. Y quemar de a poco las velas de los barcos anclados en mares helados. Fragata. Escrito en blanco sobre una cinta roja que flota en un fondo amarillo, con marco rojo sobre cartón pintado de blanco, cartón marrón claro, como todo cartón ideal. 40 fósforos de madera, dice en el fondo del agua esa que no sé si es mar, río, océano, laguna, lago o qué. A la izquierda y derecha del cuadro que reza Fragata están los cajones donde encontrás los cabos (izquierda) y rabos (derecha) de los cerillos. Qué cerillos. Fósforos. Arriba y abajo del cuadro están las lijas. No sé si tienen otro nombre pero si tienen está muy errado. Son lijas. Finas lijas que al friccionar con cada uno de esos cuarenta fósforos de madera Fragata provocan fuego. Y con muchos otros también, pero pocos lo intentan. Plaf. Giro la caja. Cuando te enciendas cuidate. Precauciones: mantener fuera del alcance de los niños y en lugar seco. Compañía General de Fósforos Sud Americana Sociedad Anónima. Vencimiento 2014. Estamos en 2015 hoy. PAMS25654, Industria Argentina.